viernes, 24 de abril de 2015

CUANDO LAS PIERNAS NO RESPONDEN

Posted by Triatleta de Tiempo Incompleto On 10:29 a.m. | No comments
CUANDO LAS PIERNAS NO RESPONDEN


Todo triatleta sabe lo extenuante que es su competencia. Si el gasto calórico por nadar, pedalear y correr grandes distancias es considerable, lo es aún mas cuando se nada, pedalea y corre contra otros competidores a los que se busca vencer. Podemos decir que el triatlón es al mismo tiempo una competencia contra otros y contra uno mismo.

Es bien sabido que nuestras reservas energéticas son limitadas y que, si el ejercicio es constante, tarde o temprano se agotarán. Por esta razón resulta sumamente relevante estudiar las formas en las que un triatleta puede conservar sus energías la mayor cantidad de tiempo posible, pues solo así será capaz de completar sus pruebas aspirando a los primeros lugares.

¿Y qué pasa cuando las reservas se agotan?, ¿qué ocurre cuando se ha consumido la energía disponible para seguir?, ¿qué hacer cuando las piernas ya no responden? Estas y otras preguntas similares han sido el foco de atención de triatletas y entrenadores por años. En principio se pensaría que, en tales circunstancias, no queda mucho por hacer ya que el atleta está “fundido” y sólo podríamos esperar que conserve las fuerzas suficientes para -por lo menos- cruzar la línea de meta. Después de todo, cuando “el carro se ha quedado sin gasolina” no se puede esperar que continúe su camino.   

Sin embargo, es interesante constatar que la fatiga no es solamente un mecanismo biológico. ¿Qué quiere decir esto? De manera muy sencilla, diremos que el hecho de sentirnos cansados no solamente obedece a que nuestro sistema nervioso detecta un “déficit de combustible” sino también a una serie de factores relacionados a la manera en la que cada uno de nosotros afronta sus propios retos, conoce su potencial e interpreta sus diferentes sensaciones corporales. En otras palabras podemos decir que la fatiga es, ante todo, el resultado de un proceso psicológico.

He visto un sinfín de escenas deportivas en las que dos o más competidores luchan hasta el final por la victoria. Pruebas en las que los rivales parecen estar a punto de desfallecer pero en las que uno de ellos logra hacerse de un esfuerzo extra que le vale el triunfo. Son esa clase de momentos que nos llevan al éxtasis como expectadores, al contemplar los límites de la naturaleza humana y la fuerza de su determinación. Episodios en los que uno simplemente se pregunta: “¿de dónde pudo el triunfador sacar más fuerzas para ganar…? ”.

El punto que quiero resaltar es que los mecanismos psicológicos juegan un papel principal en esta clase de momentos. Y más aún, si un triatleta es capaz de entender estos mecanismos tal vez pueda sacar provecho de ellos para su propio beneficio. Por lo tanto, considero que sería de gran ayuda analizar un poco qué es lo que hace que, de dos atletas que han agotado todas sus energías, uno de ellos sea capaz de dar un paso más con la intensión de vencer. Son esos pequeños “extras” que hacen la diferencia lo que debemos de escudriñar.
Por supuesto este tema es complejo y no sería posible abordarlo completamente en este breve escrito. Pero sí podemos decir brevemente que, en términos generales, algunos detalles básicos podrían ser de gran ayuda para un triatleta que se encuentra en preparación. Por ejemplo, que entrene con plena conciencia de que al momento de competir, lo que puede llevarle al triunfo radica en gran parte en la capacidad que él (ella) demuestre para superar el cansancio extremo. Debe entrenar su capacidad aeróbica pero sobretodo su actitud ante la adversidad. Debe de saber que quizá lo más importante de su preparación no sea el recorrer kilómetros y kilómetros sino el aprender a conocerse a si mismo(a), el aprender a reconocer ante qué circunstancias físicas y emocionales “baja los brazos” y sobretodo qué tipo de señales internas (por ejemplo pensamientos) o externas (posición de los rivales) le ayudan para insistir un poco más. Si el (la) competidor(a) se acostumbra a realizar cada entrenamiento con la convicción de que se está fortaleciendo “emocionalmente” entonces cabe la posibilidad de que enfrente los retos de cada competencia como alguien que no solamente se sabe físicamente apto(a) sino también con un “temple de acero” que le impulsará a dar un esfuerzo más, aún y que las piernas ya no respondan como quisiera. 

Quiero agradecer de manera especial al Master José Manuel Sánchez, Autor de este post, por su confianza y apoyo incondicional, para hacer frente a un reto mas que estamos por hacer; a mi entrenador Alfredo Muñoz, que me inspira cada que vez que sucede los que se describe en las lineas anteriores, a mi familia por su comprension y especialmente a Dios por darme cada mañana todo lo que necesito para vivir a plenitud.






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